En nuestro país el proceso de vacunación contra la Covid-19 se inició hace algunos meses y son muchas las interrogantes que surgen acerca de los grupos prioritarios que deben acceder a la inmunización por los efectos adversos que puedan desarrollarse. Los pacientes con cáncer son uno de esos grupos poblacionales catalogados como de “alto riesgo”.
Las personas diagnosticadas con este mal tienen mayor riesgo de desarrollar enfermedad grave y de muerte por la COVID 19 que la población general. Las complicaciones más peligrosas suelen ser de carácter respiratorio, pero también se han descrito afecciones en otros órganos, que podrían requerir el ingreso a unidades de cuidados intensivos (UCI) hasta incluso ocasionar la muerte del paciente.
Es preciso señalar, que actualmente no hay información sobre la interacción de las vacunas contra este virus y los tratamientos oncológicos. El mecanismo de acción de la vacuna basado en la generación de anticuerpos neutralizantes y la experiencia adquirida con otras vacunas similares indicarían que podría ser eficaz y no existiría contraindicación alguna para aplicarla a pacientes oncológicos salvo consideraciones muy especiales.
Las personas con cáncer o con antecedentes de esta enfermedad pueden recibir algunas vacunas, pero esto depende de muchos factores, tales como el tipo de cáncer que la persona tiene o tuvo, y si la persona aún se encuentra recibiendo tratamiento oncológico, así como si su sistema inmunitario funciona apropiadamente. Debido a esto, lo mejor es consultar con su médico antes de recibir cualquier tipo de vacuna.
En este sentido, se aconseja que los pacientes sean asesorados por su oncólogo tratante sobre los riesgos y beneficios de recibir la vacuna contra la COVID-19, así como de cuándo es el mejor momento para recibirla.
Es importante mantener la recomendación de vacunar a todos los pacientes diagnosticados de cáncer, hecho que contribuirá a reducir el impacto de esta pandemia al disminuir las complicaciones asociadas con la infección, los retrasos e interrupciones de tratamiento en caso de contraer la enfermedad, el miedo a acudir a las revisiones o a la realización de pruebas complementarias durante el seguimiento.
Asimismo, la atención del paciente oncológico debe ser integral, abarcando todos los niveles asistenciales, pero implicando también en el abordaje al propio paciente y su entorno. Pero no puede existir una estrategia única, eso se ha evidenciado con la experiencia durante la pandemia por la COVID-19, al forzar a replantear o adaptar la atención del paciente oncológico.
¿Qué efectos secundarios puede producir la vacuna?
En cuanto a los efectos adversos graves se describe que son poco frecuentes, en general son leves y de corta duración, pudiendo realizar un tratamiento adecuado para mitigarlos. Los efectos más comunes incluyen: dolor en el sitio de la inyección, fatiga (sensación de cansancio), dolor de cabeza, dolores generales y fiebre. Estos son más habituales después de la segunda dosis, ya que está aumentando la inmunidad en dicho momento. Es posible que necesite descansar más.
Alrededor del paciente
Los familiares o cuidadores que convivan con pacientes oncológicos son los que tienen mayores probabilidades de ser fuente de trasmisión, por lo que es importante que cumplan con los protocolos de cuidado preventivo hasta que sean inmunizados contra la Covid 19.
Cabe mencionar, que, para la vacunación de personas con cáncer, el Ministerio de Salud (MINSA) previamente publicará un protocolo con el flujo de información para este registro, a fin de salvaguardar la protección de los datos de los pacientes.
Finalmente, para el paciente que recibe la vacuna se recomienda continuar aplicando las medidas de bioseguridad respecto al lavado y desinfección de manos, distanciamiento físico y medidas de protección personal como las mascarillas y protector facial.