Escribe: Augusto Farro Avilés |
La presente infección mundial del Coronavirus, nos obliga necesariamente a tener que revisar varios hábitos y sin duda formas vivenciales.
A primera vista salta la idea de un “Ente” situado en la frontera existente entre los seres vivos y la materia inanimada que por su naturaleza y estructura puede ser considerado simple y primigenio en el tiempo. Ese particular “ente” es capaz de poner de rodillas a todo el planeta. Que enorme advertencia mundial a lo que hemos hecho, hacemos y lo que debemos hacer sin duda ante la pandemia más universal ocurrida en la humanidad.
Esta realidad implica necesariamente la conjunción de por lo menos dos elementos, uno el propio ente patógeno, que en este caso es el virus Coronavirus COVID-19 y por otro lado, toda una red muy diversa de interconexiones sociales.
La cinética epidemiológica de una enfermedad se puede graficar en un “Triangulo Epidemiológico” el cual estaría constituido por tres vértices:
AQUÍ VA LA IMAGEN FINAL
En consecuencia, los medios de lucha o si ustedes quieren las medidas del control de una epidemia radican en desarticular o bloquear la interconexión que existe entre los tres vértices del triángulo.
Refriéndome al caso peruano y como en la mayoría de los países, se ha esencialmente adoptado la medida de proteger o aislar al Huésped Susceptible, en consecuencia, se han decretado medidas conductuales de inamovilidad social, en otras palabras, “Cuarentenas”.
También se puede operar a nivel de la Fuente de Inóculo, destruyendo la fuente de inóculo o agente patógeno, en los casos que sea posible, mediante tratamientos químicos, físicos o biológicos.
Finalmente, se puede actuar a nivel del Agente Diseminador, determinando si la diseminación del agente patógeno es autónoma o transportada y proceder en consecuencia. Las medidas profilácticas con una agresiva campaña de concientización social del Triangulo Epidemiológico, son procedimientos muy eficaces y económicos. Recomendaciones como el frecuente lavado de manos y la de respetar la distancia social sin una base conceptual son poco eficientes.
Volviendo al Huésped Susceptible, hay varios procedimientos a ser utilizados. Unos son rápidos y eficaces, otros son muy eficaces pero más lentos. Pero la idea central es proteger al huésped susceptible de una contaminación. Ya hemos citado el caso de los procesos de cuarentena. Otra vía seria reforzar las defensas del propio individuo con resistencia inducida por inmunizaciones, pero la obtención de una vacuna es un proceso largo y costoso. También es posible operar a través de la alimentación, encaminándola al reforzamiento del vigor del individuo y esa opción en relativamente fácil de alcanzar.
En el caso del huésped susceptible, su protección radica en hacer un balance, entre lo eficaz y lo factible.
Considerando nuevamente los procesos cuarentenarios, si bien en términos teóricos son una medida totalmente pertinente, su implementación práctica implica algunos importantes y variados inconvenientes.
Solo a título de ejemplo: La imposibilidad de hacer cuarentena a personas cuyo sustento económico depende de su actividad laboral diaria, personas que deben prestar servicios sociales y finalmente como es muy normal, personas que requieren de abastecerse de alimentos y/o medicinas. Indudablemente, estas son circunstancias que necesariamente inducen a tener que romper la cuarentena.
Pero volvamos al tema central de este artículo que es la relación de la práctica de la agricultura urbana y el Coronavirus.
Si nosotros en nuestros hogares pudiésemos implementar sistemas de producción de agro alimentos por métodos artesanales o domésticos, podríamos con bastante éxito manejar y mitigar la dificultad de conseguir alimentos frescos que en cierta forma nos impide obtener con facilidad la cuarentena, ello por lo menos produciendo “Hortalizas de Hoja”.
Es bastante fácil producir lechuga, rabanito, acelga, espinaca, perejil, culantro, hierbabuena, menta, cebolla china, berro, etc. También hay una amplia gama de otros productos posibles de producir domésticamente, siendo el caso de las plantas aromáticas y medicinales. Igualmente, se podría incluir la producción de hongos comestibles siendo que la ventaja de esas alternativas, es que ninguna de ellas se contrapone a la otra y podrían ser hasta complementarias.
La práctica de la agricultura urbana, nos permite producir con suma facilidad los denominados y reconocidos “Super Alimentos”, como es el caso de los brotes, germinados y micro verdes, que son productos resultantes de la germinación de semillas de varias especies vegetales como por ejemplo; la alfalfa, lenteja, chía, quinua, lino, frijolito chino, trigo y cebada entre otras muchas especies vegetales.
Una importante característica de los brotes germinados y micro verdes es que pueden ser producidos con una mínima dotación de implementos y con un requerimiento en infraestructura deleznable. Finalmente algo sumamente interesante, es que sus tiempos de producción pueden ir de dos a treinta días.
Podemos concluir que la práctica de la agricultura urbana, es una propuesta vigente y pertinente para contrarrestar la fragilidad de abastecimiento alimentario que podemos experimentar con la presencia de Coronavirus