11 / 04 / 2021

EL BOOM DEL BALLET ENTRE LOS JÓVENES PERUANOS DURANTE LA PANDEMIA

El Perú es un país con una gran predilección por el baile: tiene más de mil tipos de danzas típicas y el público joven acoge las tendencias contemporáneas como la salsa, el merengue, el reggaetón o la bachata. En esta sociedad, el ballet es un arte incomprendido y percibido como difícil de acceder, propio de las élites y solo para mujeres. Sin embargo, la pandemia del coronavirus ha permitido que los jóvenes peruanos se acerquen, conozcan y aprecien el ballet hasta el punto de interesarse por aprenderlo y así cambiar la idea errada que se tiene sobre esta expresión cultural.

Consideramos que la pandemia y las prolongadas cuarentenas en Perú han afectado al sector educativo al acelerar su digitalización. Universidades, escuelas y academias dictan sus clases 100% online.

Las industrias culturales tampoco han escapado a la digitalización. Se han cerrado teatros, cines, bares, salas de conciertos, galerías, museos y sitios arqueológicos. Algunos como los cines, han tenido que reinventarse: ahora las salas de cine han sido reemplazadas por el autocine. Actualmente hay tres en la ciudad de Lima y cuentan con un aforo limitado. En ellos se proyectan películas de culto. Debido a la reciente cuarentena, vigente en la ciudad desde fines de enero de 2021, se encuentran cerrados.

Asimismo, las compañías de teatro han comenzado a difundir sus espectáculos y talleres a través de las redes sociales como YouTube, Facebook o Instagram. Esta situación también se aplica para los cantantes. Algunos museos y ruinas arqueológicas (como Machu Picchu o Pachacamac) abrieron sus puertas bajo un aforo limitado y con protocolos de seguridad, aunque también han vuelto a cerrar por la nueva cuarentena.

Sin embargo, el caso más impactante y sorprendente ha sido el del Ballet Municipal de Lima. Al igual que las otras industrias culturales, el ballet no ha sido la excepción a la revolución digital y ahora atraviesa una renovación en su pedagogía y espectáculos. Afirmamos que esta situación ha fomentado el encuentro entre la juventud digitalizada y este arte que para muchos resulta nuevo e incomprendido.

El caso más importante es el del Ballet Municipal de Lima, la capital peruana. Antes de la pandemia, esta compañía de ballet dictaba clases en su academia “Estudio de Ballet Lucy Telge” y sus alumnos suelen participar en las diversas presentaciones durante el año.

Karla Archenti, una de las bailarinas del Ballet Municipal, afirmó que en el Perú “hay apoyo, pero no mucho” a este sector cultural ya que el Estado “apoya mucho a los deportes, mas no tanto al ballet”. Recordó que el interés de los jóvenes peruanos suele estar más enfocado en los deportes como el fútbol, el voley y la natación.

Sin embargo, la pandemia ha cambiado esta situación y abrió la puerta a una nueva tendencia cultural.

En primer lugar, la virtualidad hizo que el público peruano tuviera una gran acogida por el ballet. Tras el inicio de las medidas restrictivas y la cuarentena en marzo del año 2020, el Ballet Municipal de Lima en conjunto con el Estudio de Ballet Lucy Telge lanzaron clases modelo y cursos virtuales a través de las redes sociales. En una entrevista concedida al periódico La República, Lucy Telge, directora del Ballet Municipal de Lima, afirmó que la acogida a nivel nacional e internacional de esta iniciativa superó sus expectativas.

“El público nos alienta, nos escribe, nos pide más clases, más sesiones y nos agradece por todo lo que van conociendo y aprendiendo del mundo del ballet clásico”, declaró Telge.

Según indicó el Ballet Municipal a través de sus redes sociales, solo en los talleres de verano para este año 2021, hay más de 200 personas inscritas, entre las cuales figuran adolescentes mayores de 15 años y jóvenes.

Estas lecciones de ballet son transmitidas vía zoom y cuestan 10 soles (unos tres dólares). y son impartidas por los bailarines del elenco municipal.

En ese sentido, sobre la captación del público,  Karla  Archenti comentó que “empezamos a hacer muchas transmisiones en vivo a través de las redes sociales. Dictábamos clases casi completas para que los niños y jóvenes tuvieran la necesidad y el interés de hacer ballet. Realizaban clases de prueba para ver si les gustaba y “nos fue súper bien”. Señaló que para los adolescentes la situación es complicada ya que no suelen tener el impulso de los padres para estudiar ballet, a diferencia de los pequeños.

Actualmente la compañía del Ballet Municipal de Lima está integrada por unas 30 personas cuyas edades oscilan entre los 20 y 30 años.

“Por la cuarentena muchos jóvenes se han interesado en el ballet. Varios han convertido las salas de sus casas en un salón de clase. Tengo alumnos que han sacado sus muebles y han pedido a sus mamás que les pongan las barras para practicar. Los niños y los jóvenes ya quieren tener su salón de ballet, ya se preocupan un poco más”, contó Archenti.

La bailarina agregó que el paso a una nueva forma de enseñanza la hacía sentir “muy desmotivada porque me decía que hacer clases en las casas es otro mundo. Yo me pongo en el papel de alumna porque yo también soy alumna del Ballet Municipal”. Pero, cuando empezó a dictar a niñas y adolescentes, trató de darle un toque dinámico para que las estudiantes salieran del tedio causado por la cuarentena y que se acercaran a ese arte.

Archenti, quien tiene 22 años, afirmó que en Perú “todos estamos estresados por la pandemia y por estar encerrados. Entonces creo que poder hacer ballet ayuda un montón a distraerse. Así sean 20 minutos o 40 minutos. Les ayuda un montón”.

Respecto al público de adolescentes, jóvenes y adultos jóvenes, la bailarina indicó que “hubo una buena acogida y aumentó el número de estudiantes”, pero que la enseñanza “es un poco complicada porque se aburren muy rápido” y que “se distraen mucho a diferencia de los más pequeños”.

Aclaró que el interés de los jóvenes por continuar en las clases “también depende mucho de la profesora, tiene que ser muy dinámica”. Tienen que utilizar técnicas para divertir a los alumnos y hacerlos “salir de la rutina. Eso es lo que buscan los adolescentes: que las lecciones no sean siempre lo mismo, monótonas sino que hagan cosas diferentes”.

Explicó que a los jóvenes con la virtualidad “los tienes que hacer participar mucho más. Tratar que ellos den ideas y aportes sobre su trabajo y que no solo sea la profesora y la pantalla. Cuando son más grandes tienes que pedirles su opinión”.

Otro de los aspectos que han cambiado la percepción de los jóvenes hacia el ballet ha sido la destrucción del mito de que la práctica de este arte es exclusiva de las mujeres.

En ese sentido, Karla Archenti manifestó que “con la cuarentena, en el internet y en la televisión están difundiendo mucho más el ballet. Igual siento que puede recibir un poco más de apoyo para que sea un poco más conocido y que no se crea que es solamente para niñas, sino que los niños también pueden llevar ballet”.

Explicó que la juventud peruana tenía la idea de que un hombre que baila ballet “es muy delicado o débil”. Recordó que en una de las clases en vivo, un bailarín llamado Brian Gómez sufrió bullying por su sexo. En ese sentido, Archenti recordó que en las lecciones que ella empezó a dictar durante la pandemia, han ingresado dos alumnos varones y afirmó que este arte no convierte a la persona en débil sino que “les da mucha disciplina. Yo hago ballet desde los tres años y te ayuda a ser responsable, puntual, a tener flexibilidad y musicalidad”. Al respecto, tomó como ejemplo a las compañías de ballet en Europa donde hay un mayor número de bailarines y es un oficio más respetado que en Perú.

El Ballet Municipal también ha aprovechado la virtualidad y la predilección de los jóvenes por ella para difundir sus espectáculos. Este fue el caso del ballet del Cascanueces para la temporada navideña a través de la modalidad “FunciónVirtual”. Durante las semanas previas a la función, publicitaron el evento en las redes sociales. Señalaron que el espectáculo grabado se publicaría en YouTube y tendrían acceso a las 19 funciones quienes hubiesen pagado la cantidad de 30 soles (unos 10 dólares). El público respondió positivamente en redes como Facebook e Instagram.

Karla Archenti recordó que en los últimos años ha aumentado el interés del público peruano por el ballet. Esto se debe a la apertura de más academias y a la pandemia. “Mucha gente que empieza a bailar, busca ganar dinero y ha comenzado a dictar clases. Y ahora con el internet y las redes sociales, el ballet se ha hecho mucho más conocido”.

También señaló que los peruanos tienen más interés por ir al teatro y que el público aumenta.

Sobre la formación y educación para que los peruanos valoren el ballet desde pequeños, Karla dijo que “ya lo estamos logrando porque el hecho de tener alumnos de tres y de cuatro y tratar de hacer que les guste hasta que sean grandes . Esa es la edad base, lo que se tiene que hacer es incentivar al niño para que siga. Tú lo haces subir al escenario y hace que los papás y la familia vayan al teatro. Esa sensación del niño y de la familia al verlo bailar es una experiencia muy bonita”.

Por ahora, la reanudación de los espectáculos en vivo es incierta, pero cuando esta suceda, el público joven peruano tendrá más disposición para acoger y valorar esta expresión cultural.

Afirmamos que ahora, el público juvenil no solo se ha convertido en espectador, sino también en un participante activo del ballet, el cual suele estar lejos de su alcance. Esta se ha convertido en una oportunidad de conocer a profundidad esta práctica cultural e incluso podría motivar a los más jóvenes a seguir este camino artístico.

La acogida de los jóvenes peruanos al ballet se ha convertido en la novedad cultural de la actualidad y esta reacción es el inicio de un largo camino para desarrollar el arte en un país donde no existen muchas políticas que lo apoyen o promuevan. Esperamos que se pueda alcanzar el nivel de países como Rusia, Holanda e Inglaterra de apreciación y práctica de este arte. El Perú tiene un gran potencial artístico pero este debe explotarse.

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Categoría: Cultura

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