09 / 02 / 2021

ANOMIA

Escribe; Roberto Armebianchi |

En esta oportunidad quiero reflexionar sobre uno de los problemas más graves que aqueja a nuestra sociedad. Me refiero a la Anomia Social.
El concepto de Anomia Social, hace referencia a aquella situación en la que los individuos desconocen las normas y actúan cometiendo infracciones. Por ello, esta situación tiene una relación proporcional con la sensación de inseguridad. Esto es, a mayor Anomia, habrá también una mayor sensación de inseguridad y viceversa.
Dicho de otra manera, la Anomia Social es un factor que incide negativamente en la convivencia social, transmitiendo a todos una sensación de desorden, caos y subdesarrollo.
Se puede mencionar una larga lista de conductas observables que configuran lo anómico en nuestra sociedad: el policía que “coimea”, el funcionario corrupto, el conductor que no respeta las reglas de tránsito, el alumno que “plagia” en un examen, el empresario que no paga sus impuestos, el “zampón” en las colas, la persona que llega tarde a una reunión (y que todos “justificamos” con la “hora peruana”); entre muchas otras referencias que dan indicio claro de lo ampliamente extendida que está la Anomia Social en nuestra sociedad. 
Este no es un tema nuevo. En la mitología griega, DISNOMIA era hija de ERIS (la discordia) y en su actuar, era compañera de ADIKIA (la injusticia), de ATE (la ruina) y de HYBRIS (la violencia); siendo su espíritu opuesto EUNOMIA (el orden cívico). Así lo narraba el sabio Solón, quien describió los grandes males que ese espíritu (DISNOMIA) había traído para los atenienses, en contraposición de los beneficios que trae consigo el orden en la ciudad (EUNOMIA).
También se utiliza el término Anomia Social para referirse a aquella situación en donde las instituciones que deben hacer que se cumplan las leyes, fallan en su propósito; por ello, la impunidad es casi total. El tránsito automotor en Lima y en todas las rutas del país grafica dramáticamente este fenómeno transgresor. Los semáforos en rojo son violados a gran escala, el mal estacionamiento está tan generalizado como la falta de respeto por el peatón, la velocidad a la cual se desplazan las “combis” o unidades de trasporte colectivo es peligrosa, es frecuente el caso de quienes circulan por la izquierda y se adelantan por la derecha; y en el caso de las motocicletas, es usual ver conductores sin casco protector. Todo esto se traduce en una altísima tasa de accidentes y muertes.
Otro caso ilustrativo es arrojar basura a la vía pública, o permitir que los animales domésticos ensucien las calles de la ciudad. En todos estos casos, no se trata de un problema de “falta de educación”; es decir, un fenómeno asociado con bajos niveles de escolaridad, ya que esto también sucede en los sectores habitados por personas con mayor nivel de instrucción.
En definitiva, es muy común que se confunda la infracción (por ejemplo, no pagar impuestos) con picardía o con la llamada “viveza criolla”. Y como todos queremos ser “vivos”, terminamos perjudicando la convivencia social y la búsqueda del bien común. Es más, para muchos la infracción o falta, no es percibida como tal; y, por ende, se asume que no es infracción. Frente a esta situación, el “no te metas” es una frase popular que sintetiza, entre otras cosas, la poca disposición ciudadana en el cumplimiento de las normas existentes.
Estamos al frente de una disyuntiva crítica: si queremos que el crecimiento económico que ha alcanzado nuestro país en los últimos años, se traduzca en desarrollo y bienestar para todos, es indispensable superar esta Anomia Social que nos afecta a todos; sólo nos exige un compromiso firme en favor del bien y de la verdad, en beneficio de los valores. Y es que la solidaridad suele entrar en acción cuando se trata de enviar ropa o víveres a las víctimas de una inundación; pero es un concepto difícil de asociar al respeto por el otro cuando se cruza la calle, cuando se desciende de un colectivo o cuando se utiliza un baño público.
“No hay que confundir nunca el conocimiento con la sabiduría.El primero nos sirve para ganarnos la vida;la sabiduría nos ayuda a vivir”.(Sorcha Carey)
Por ello, todos debemos realizar un gran esfuerzo por promover a todo nivel la práctica de valores, pues de esa manera estamos erradicando la Anomia Social, y creamos condiciones favorables para construir una sociedad democrática, justa e inclusiva para todos.
“La sabiduría consiste en saber cuál es el siguiente paso la virtud, en llevarlo a cabo”.(David Starr Jordan)

Categoría: Actualidad

Roberto Armebianchi

Filosofo, profesor universitario, consultor.