EL GOBIERNO DE LAS HERMANDADES
Escribe Ignacio Valduérteles* │ Cofradías y Hermandades
Hace
unos años estuve en una Junta de Gobierno. No voy a decir que lo pasara mal, ni
mucho menos. Creo que trabajamos bien; pero hoy, pasado un tiempo, veo que se
siguen repitiendo las mismas formas, los mismos modelos y las mismas
discusiones. Al cabo de los años –tampoco tantos- veo todo ese mundo un poco
rancio y poco atractivo, poco ilusionante. Por supuesto que hay excepciones,
pero muchas veces los miembros de Junta de Gobierno no son los más capaces o
mejor preparados, sino aquellos a quienes les hace ilusión pertenecer a la
Junta de Gobierno, sin más.
Bueno, cada etapa de la vida tiene sus ilusiones y genera sus
propios proyectos. Es normal que situaciones que le ilusionaron hace algún
tiempo ahora no le motiven tanto. Pero centrándonos en lo que plantea. Creo que
no es cuestión de personas sino de modelos de gobierno. Efectivamente hay mucha
rutina en la gestión de hermandades. En ocasiones parece que ésta se reduce a
seguir haciendo las actividades que marca el calendario, “como se han hecho siempre”,
especialmente la Función Principal y la salida procesional. Y cada tres o
cuatro años preparar las elecciones para que no haya sorpresas.
Pero a una hermandad se va a
dirigirla, a hacerla crecer, no a administrar la rutina; identificar las
tendencias y anticiparse; a innovar, que no es inventar nada, sino hacer mejor
lo que hay que hacer, despojándolo de adherencias; a conseguir que toda la
hermandad, se alinee con esa exigencia de innovación permanente que se requiere
hoy.
Los últimos años vienen siendo
muy cómodos para las hermandades, tanto que al final las juntas de gobierno se
aburguesan y terminan enredándose en asuntos menores. No me imagino yo una
empresa que en las reuniones de su consejo se dedicara a discutir
acaloradamente sobre qué plantas deben decorar las oficinas o quien debe
gestionar el equipo de mantenimiento, en lugar de preocuparse por la calidad de
los servicios que ofrece, o la satisfacción de sus clientes. Diría muy poco de
la profesionalidad de esos directivos.
No se tratar de romper con el
pasado, de destruir, de cambiar por cambiar, sino de asumir actitudes
creadoras, prácticas, concretas y productivas, con la visión puesta en el
cumplimiento de la misión de la hermandad, que no es otro que el
perfeccionamiento cristiano de los hermanos. Eso supone muchas veces una
ruptura muy marcada respecto a las pautas de conducta y comportamientos
sociales aceptados que pueden amenazar la armonía e incluso la supervivencia de
la hermandad
Este cambio de paradigma se
concreta en dos ámbitos especialmente: en primer lugar hay que empeñarse en
redescubrir los fines de la hermandad y centrarse en ellos, limpiándolos de las
adherencias acumuladas a lo largo de los años, de la misma manera que a veces
resulta necesario restaurar las imágenes, eliminando los repintes y suciedad
acumuladas en el tiempo.
Por otra parte hay que
convencerse de que sacar adelante una hermandad requiere hoy una serie de
habilidades y conocimientos que no se pueden sustituir con buena voluntad y
amor a la hermandad. La llevanza de la contabilidad, el cumplimiento riguroso
de las obligaciones tributarias –Impuesto de Sociedades incluido, en su caso-,
el depósito de cuentas, la inscripción del representante legal de la hermandad
–el Hermano Mayor- en el Ministerio de Justicia (RER), la planificación de
inversiones y algunas cosas más, no se improvisan.
El escenario social está
cambiando de forma acelerada. Las hermandades, sus responsables, no pueden
seguir dedicando lo mejor de su tiempo a discutir cuestiones triviales, ajenas
a su esencia, mientras el entorno las está empujando a arrebatarles su
liderazgo social, el que justifica su razón de ser.
Este es el desafío que tienen
hoy las hermandades. Descubrir sus orígenes, avivar sus raíces, recuperar su
liderazgo moral y social, ser referencias. Eso exige disrupción, que se ha de
fundamentar en una intensa formación cristiana y una formación profesional
rigurosa, fomentando así la selección natural de los mejores.
*Con autorización del autor para compartirlo en Ethica.pe / sevilla.abc.esFoto: Cofradía Sacramental de Soledad - Lima